No soy católico. Ni religioso. Sin embargo me gusta hablar con personas que sí lo son sobre las enseñanzas de la biblia y suelo encontrar, siempre que transcendamos las interpretaciones particulares o institucionales y vayamos más allá de los
Sin nos planteamos cómo solemos mostrar desaprobación a nuestros niños o nos planteamos cómo nos la mostraron nuestros educadores cuando nosotros éramos pequeños, nos encontraremos con una serie de acciones. Castigos, caras de enfado, algún cachete o un “No, no,